Problemática educacional en el Liceo Emiliano Tejara Estrategias y Recomendaciones como futura psicóloga escolar.

Investigación realizada en el Liceo Emiliano Tejeda

Como estudiante de Psicología Escolar, tuve la oportunidad de llevar a cabo una investigación de campo en el Liceo Emiliano Tejeda, experiencia que me permitió observar con profundidad cómo las dinámicas relacionales dentro de un centro educativo influyen directamente en la calidad del proceso de enseñanza–aprendizaje. Esta vivencia dejó en evidencia que la calidad educativa no se sustenta únicamente en los recursos materiales o en la planificación curricular, sino que depende en gran medida del clima emocional, social y organizativo que sostiene la vida escolar.

Durante mi estancia en el centro, pude notar que cuando existen tensiones constantes, fallas en la comunicación, conflictos sin seguimiento adecuado y una estructura organizacional poco coherente, el clima escolar se debilita. Y cuando el clima se deteriora, también lo hace la motivación, el rendimiento académico y la participación de todos los actores educativos. Esta conclusión coincide con autores que plantean que la convivencia escolar es un componente esencial del bienestar institucional y un predictor del éxito académico.

En el caso específico del Liceo Emiliano Tejeda, encontré varios factores que incidían negativamente en el clima escolar: conflictos frecuentes entre estudiantes, docentes emocionalmente desgastados, una participación familiar limitada y un departamento de orientación con poca presencia preventiva. Esta combinación generaba un ambiente cargado de tensiones que afectaba no solo el aprendizaje, sino también el sentido de pertenencia y la cohesión social del estudiantado y el personal docente. Lo observado evidencia que este problema no es exclusivo de un solo centro, sino que se manifiesta a nivel nacional como parte de los retos que enfrenta el sistema educativo dominicano.

A partir de estas experiencias y de los contenidos estudiados durante la asignatura, elaboro una serie de propuestas dirigidas a reducir el impacto de la conflictividad escolar y a fortalecer la convivencia y la calidad educativa. Estas recomendaciones abarcan todos los estamentos, porque considero que una escuela saludable solo se logra cuando cada sector asume un rol activo y responsable dentro del proceso educativo.

1. Estudiantado: fortalecimiento socioemocional y participación activa

En varios cursos observé estudiantes que reaccionaban impulsivamente ante situaciones cotidianas, lo que desencadenaba discusiones, respuestas agresivas y dificultades para mantener el orden. Esta tendencia refleja la necesidad urgente de fortalecer las habilidades socioemocionales.

Propongo implementar:

Espacios semanales obligatorios destinados a trabajar el autocontrol, la empatía, la comunicación asertiva y la resolución pacífica de conflictos.

Programas de mediación escolar, donde estudiantes previamente formados actúen como mediadores en disputas menores.

Comités estudiantiles de convivencia, que promuevan campañas de respeto, inclusión y apoyo entre pares.

Actividades de vínculo grupal como dinámicas cooperativas, tutorías entre compañeros y proyectos de servicio comunitario.

Cuando los estudiantes tienen herramientas emocionales para gestionar sus reacciones, disminuyen los conflictos y aumenta su sentido de responsabilidad sobre el ambiente escolar.

2. Profesorado: acompañamiento emocional y formación continua

El cuerpo docente del Liceo Emiliano Tejeda expresó sentirse agotado, sobrepasado y emocionalmente saturado. Este desgaste repercute directamente en la manera en que responden a los conflictos. Un docente que no cuenta con apoyo puede reaccionar impulsivamente o de forma punitiva, generando más tensiones.

Por ello propongo:

Programas de bienestar docente, que incluyan espacios de desahogo emocional, apoyo psicológico y talleres de autocuidado.

Capacitaciones prácticas sobre mediación, manejo del aula, estrategias de convivencia y técnicas de regulación emocional.

Acompañamiento por parte del departamento de orientación, permitiendo que los docentes tengan un equipo de apoyo para enfrentar situaciones complejas.

Un docente emocionalmente acompañado es un pilar esencial para construir un ambiente seguro, empatico y organizado.

3. Equipos de gestión: coherencia normativa y liderazgo cercano

La gestión escolar del Liceo Emiliano Tejeda cuenta con normas establecidas, pero pude observar que no siempre se aplicaban con coherencia. Esto generaba incertidumbre, inconformidad y dificultades para mantener la disciplina, ya que estudiantes y docentes percibían desigualdad en las decisiones.

La gestión debe asumir un rol articulador. Para ello se recomienda:

Revisar y actualizar los reglamentos de convivencia, asegurando que todos los miembros de la comunidad los comprendan y los apliquen.

Promover un liderazgo accesible, que fomente espacios constantes de diálogo y retroalimentación.

Comunicación institucional clara y directa, evitando rumores, contradicciones o mensajes ambiguos.

Seguimiento sistemático de los casos, garantizando que las intervenciones sean oportunas y justas.

La coherencia de la gestión es determinante para fortalecer la confianza institucional y reducir la conflictividad.

4. Familias y comunidad: participación constante y vínculo preventivo

En el Liceo Emiliano Tejeda observé que la participación de las familias era limitada y, en muchos casos, reactiva: acudían al centro solo cuando ya había un conflicto grave. Esta dinámica crea distancia y dificulta la prevención.

Propongo:

Talleres periódicos de crianza positiva y comunicación familiar.

Jornadas comunitarias y actividades integradoras que fortalezcan el sentido de pertenencia.

Espacios de escucha para las familias, donde puedan plantear inquietudes sin temor a ser juzgadas.

Sistemas de comunicación más dinámicos, como grupos informativos, boletines o reuniones breves pero frecuentes.

La escuela no puede trabajar de forma aislada; necesita del apoyo y la participación de la familia para crear estabilidad emocional en sus estudiantes.

5. Departamento de Orientación y Psicología: intervención preventiva y acompañamiento integral

El departamento de orientación del liceo cumplía funciones importantes, pero su presencia preventiva era limitada. Como futura psicóloga escolar, considero que la intervención no debe centrarse únicamente en casos que ya han escalado, sino en evitar que los conflictos surjan o crezcan.

Propongo:

Programas preventivos dirigidos a estudiantes, docentes y familias.

Diagnósticos periódicos del clima escolar, que permitan detectar tensiones antes de que se conviertan en problemas serios.

Acompañamiento emocional a estudiantes en riesgo, ya sea por conductas disruptivas, dificultades académicas o situaciones personales.

Asesoría constante al profesorado sobre manejo conductual y apoyo emocional.

Promoción activa del bienestar integral, fomentando valores, convivencia y salud mental.

La psicología escolar debe ser una guía permanente, no un recurso de última instancia.

Conclusión

La realidad vivida en el Liceo Emiliano Tejeda refleja un fenómeno que atraviesa gran parte del sistema educativo nacional: la convivencia escolar influye profundamente en la calidad del aprendizaje. La conflictividad no surge de un solo factor, sino de la interacción entre elementos emocionales, sociales y organizativos. Sin embargo, cuando cada estamento —estudiantes, docentes, gestión, familias y departamento de orientación— desempeña su rol con compromiso, comunicación y cooperación, los conflictos disminuyen y se construye un clima escolar más saludable.

Desde mi formación y perspectiva como futura psicóloga escolar, estoy convencida de que una escuela pacífica, acogedora y efectiva es posible cuando se privilegia la prevención, la escucha, el acompañamiento emocional y la coherencia institucional. Si se fortalecen estos vínculos, los centros educativos podrán transformarse en auténticos espacios de crecimiento, bienestar y desarrollo académico para toda la comunidad.

Write a comment ...

Write a comment ...